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04 marzo, 2010

SANTA MARIA DE LA ALHAMBRA POR UN RECORRIDO INÉDITO

Para un no creyente como yo, el que le guste la Semana Santa no deja de suponer un punto de contradicción, aunque no tanta. Para alguien que no comparte una religión como la católica, en la que prima el castigo, la sumisión y el gusto por el dolor a expensas del placer de vivir, en cambio si creo que la mayoría de los valores cristianos (no los católicos) pueden servir de unión a creyentes y no creyentes en la construcción, o al menos en el desarrollo, de una sociedad lo mejor posible y donde todos tengamos cabida tal como las enseñanzas de los Evangelios predican. Igual que esta dualidad de entender la religión, se puede entender de dos formas distintas la Semana Santa: o bien como hacen algunos, para los que esta festividad supone un ámbito donde ocupar cargos directivos, en defender con absurda pasión a una imagen de madera frente a otras o como un intento de expiar en un día todos los pecados del año; frente a todos estos, hay muchos que intentamos ver la Semana Santa como un disfrute de los sentidos (los olores de las flores y el incienso, el sonido de la música, la visión de imágenes esculpidas, el ambiente de la calle), aunque también somos capaces de aprovechar ciertos momentos llenos de emoción para hacer un autoanálisis de lo que uno puede aprender de lo relatado en la pasión de Cristo, sea esta más histórica o menos.

Dicho todo esto, está claro que soy un enamorado de la Semana Santa granadina, aún a pesar de que en ella se están implantando elementos más propios de la Semana Santa sevillana (como la forma de llevar los pasos por los costaleros o las imágenes de Vírgenes con cara angélica bajo palio), que de la Semana Santa granadina, en la que siempre ha habido tradición de llevar los pasos a hombros y no apoyados en el cuello como ya se ha instalado, así como de un tipo de Vírgenes dolorosas, más expresivas en el sufrimiento por la pérdida de un hijo que esas "muñecas" sacadas de los talleres sevillanos.

Como muestra de esas Vírgenes propiamente granadinas, nada mejor que un vídeo propio, que puse en su momento en Youtube, de Santa María de la Alhambra en su paso excepcional en el 2008 por el Carril de San Cecilio debido a las obras de la Puerta de las Granadas. Un paso que, además de la extraordinaria imagen de la Piedad del siglo XVIII de Torcuator Ruíz del Peral, es conocido por su mágnífico trono de plata que evoca el patio de los Leones de la Alhambra.

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