La Boca de la Pescá, y con ella el valle del río Dílar, es uno de los parajes más conocidos por los senderistas de la provincia granadina. El camino hacia la Boca de la Pescá desde el Cortijo Sevilla (algo más arriba del Cortijo del Hervidero) auna una cierta facilidad para el caminante con unos paisajes espectaculares; incluso en los últimos meses se ha acondicionado unos 800 metros del sendero para personas que tengan que ir en sillas de ruedas hasta un mirador que, aunque no llega a la Boca de la Pescá, ofrece prácticamente las mismas vistas extraordinarias que la cumbre. Tanto si el paso por estos lares forma parte de una excursión más extensa como si se trata de un corto y agradable paseo, esta zona de la provincia se trata de uno de los parajes que, tan cerca de la capital, ofrece más atractivos para el visitante.
Este es el inicio del sendero desde el aparcamiento del Cortijo Sevilla, en el que se puede observar el cartel que promociona el "Sendero de Accesibilidad Universal Haza Larguilla" y el inicio del mismo, como se ve, perfectamente adaptado para el paso de silla de ruedas o de carritos de bebé, al menos durante 800 metros hasta un excelente mirador.
En el camino, aparte de unas extraordinarias vistas de las cumbres de Sierra Nevada, aparecen algunas construcciones casi terminadas, manifiestamente ilegales, y que fue un intento de urbanizar uno de los parajes más extraordinarios del Macizo Penibético. Aún no puedo entender cómo no se han derribado ya.
De cerca, las dos cumbres características de la Boca de la Pescá y que le dan su nombre al simular desde lejos la boca de una pescada abierta hacia arriba. En una de ellas, dos árbolitos que culminan la cumbre y que esconden en su cercanía un rudimentario pero pintoresco Belén; en la otra, la caseta del guarda forestal, indicio de la impresionante panorámica que se observa desde allí.
Vista abierta de la Boca de la Pescá (a la derecha), cayendo en fuerte pendiente hacia el río Dílar, que en esta zona excava un estrecho paso que se abre entre las calizas.
Nueva panorámica de la Boca de la Pescá en la que se observa el tramo final del Canal de la Espartera, una ardua obra de ingeniería que caerá desde la base de la Boca en fuerte pendiente hacia la Central del Río Dílar.
Desde la zona podemos obtener una increible panorámica del bello valle del río Dílar, en la que entre el Trevenque y los Alayos, el río se abre paso desde las altas cumbres de Sierra Nevada, alternando el típico paisaje de los arenales del Trevenque con motas de vegetación arbórea y arbustiva que se desarrollan de forma tenaz entre las fuertes pendientes.
Primer plano del pico Trevenque, de sus arenales y de la figura imponente del Veleta tras todo ello. Pocos paisajes tan complejos y bellos al mismo tiempo como este.
Hacia el otro lado, desde la Boca de la Pescá tenemos una completa imagen de la ciudad de Granada, que desde el silencio de la cumbre parece un extraño juguete en el que no parece haber ni coches ni ruidos ni miles de personas, sino sólo geometría distorsionada en la lejanía.
Aguzando la vista también podemos ver el viaducto de la A-92 a su paso por Huétor Santillán, uniendo en la mirada Sierra Nevada con su sierra hermana de Huétor.
Por la zona podemos encontrarnos espectáculos como este: la conducción de un grupo de vacas desde el pastizal del Cortijo Sevilla hasta algún cortijo cercano al río Dílar, a través de una zona en la que la cabra montesa es la reina de la fauna.
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