En el callejero de Granada abundan los nombres de calles que nos sorprenden o nos motivan. Algunos rememoran acontecimientos, oficios o edificios del pasado; otros muchos a personajes que se han perdido para la memoria de la ciudad, salvo por los metros a los que da nombre, pero también hay otros que nos agradan por la belleza de las palabras que lo componen como la calle del Beso o la Cuesta María la Miel en el barrio del Albaicín. Otros sencillamente son curiosos y nos hacen gracia como el callejón de Pegarrecio, junto a Recogidas, o la calle Ruedabolas, que escalón tras escalón nos conduce a la calle Elvira desde el barrio del Zenete. Pero hay una zona de Granada en la que los nombres con un especial encanto abundan, y me refiero al barrio que existe entre la Gran Vía y la calle de San Jerónimo, en torno a la calle Santa Paula. Ahí nos encontramos con nombres como la Placeta del Azúcar, la calle Corazones, Laurel Alta del Boquerón o Bolsillo de Santa Paula, por poner sólo unos ejemplos. Forman todas ellas parte de un barrio apartado de los grandes flujos de de la ciudad y algo abandonado por las autoridades, pero al que sólo hace falta pasear un poco para encontrarse calles con nombres curiosos y que guardan algún secreto que otro entre sus muros.
La calle Niños Luchando quizás sea la que posee uno de los nombres más curiosos de todo el callejero no sólo granadino, sino nacional. Discurre desde la calle Tendillas de Santa Paula hasta la calle Arandas, atravesando la Placeta de la Encarnación. No hay una explicación clara de su nombre, aunque de algunas que he leído me decanto porque en una casa de dicha calle hubo un tiempo un bajorrelieve en el que dos niños luchaban, no se sabe muy bien si como simple riña infantil o como representación de la lucha de los inocentes en plan mártires cristianos. En todo caso, si alguien sabe realmente de dónde viene el nombre, agradecería un comentario al respecto. En esta foto, vemos la calle desde la esquina con la calle Cocheras de Santa Paula, zona en la que se han rehabilitado algunos edificios situados frente a los muros del Convento de la Encarnación, fundamentalmente para alquilar lo apartamentos que surgieron de la reforma. Es una calle de muy poco tránsito y en la que hubo hasta hace pocos años un taller de ebanisteria y carpintera a la antigua usanza. Lástima que esta zona también sea pasto de las pintadas hechas con gente con tan poco respeto por la cultura como por el patrimonio de su ciudad.
Acercándonos a la Plaza de la Encarnación, nos encontramos con dos conventos enfrentados. A la derecha, el más antiguo de la Encarnación, un convento fundado a principios del siglo XVI aunque la capilla actual, cuyos muros exteriores vemos en la foto, es de 1902. Por motivos laborales, tuve la fortuna de entrar un par de veces en uno de los conventos de clausura más inexpugnables de Granada y puedo decir que, tras su escueto exterior, se esconde un mundo aparte, con un bello patio en el que destacan sus columnas toscanas y el increible verdor de sus cuidadas macetas. También dentro guarda entre sus muros algunas esculturas de gran calidad de autores como Diego de Siloé, Jose de Risueño o Alonso Cano, o una habitación en la planta superior con una delicada colección de "Niños Jesús" antiguos. Sí hay algo que se escapa del interior de su clausura y son sus deliciosos dulces que desde hace unos años están disponibles para su venta todo el año a través del torno. A la izquierda de la foto, nos encontramos con un palacete historicista del siglo XIX en el que habitan las Siervas de María, cuya dedicación fundamental es atender a enfermos en las horas nocturnas.
Otra calle de nombre curioso y ciertamente enigmático es la calle Mano de Hierro, que discurre entre la calle Arandas y San Juan de Dios. Calle en la que se construyeron sus palacios y viviendas algunos nobles granadinos, se dice que se llama así por uno de estos nobles llamado Cristóbal, que tenía por mote, quizás por su caracter, el de Mano de Hierro y que tenía una mansión en esta calle, aunque tampoco puedo asegurar que sea una versión correcta. Entre los edificios señoriales que aún quedan en ella, me fijo en una modesta pensión que sin embargo ocupa uno de los edificios más bonitos que quedan en nuestra antigua Granada. Se trata de la pensión San Joaquín, que presenta una noble portada, con escudo, balcón volado y un interesante alero, y que es uno de los pocos ejemplos que quedan de las antiguas pensiones vinculadas al cercano hospital de San Juan de Dios. A pesar de su modestia, su página web ofrece habitaciones con baño, televisión e incluso wifi a precios baratos.
El zaguán, con reminiscencias alhambreñas, da paso a un patio con columnas de marmol y capiteles corintios del siglo XVI, posiblemente reutilizados pues el caserón que alberga la pensión es más bien del siglo XVIII.
El edificio de al ado, también de la pensión, tiene un patio también con columnas de mármol, en este caso toscanas. No falta en él los grandes maceteros, los platos de artesanía en las paredes, el típico pilar de mármol e incluso un pozo junto a él. Patios como éste y otros muchos que aún permanecen en nuestra ciudad podrían rivalizar fácilmente con los de Córdoba, si Granada supiera rentabilizarlos turísticamente.
La entrada a este patio presenta un curioso zócalo y unas paredes en la que se han incluido los escudos de las ocho provincias andaluzas.
Este es el precioso zócalo de una casa normal de vecinos en la misma calle Mano de Hierro y justo enfrente de la Pensión San Joaquín; un edificio sin mucho interés arquitectónico, pero que presenta esta sorpresa de azulejería en su entrada. Curioso el contraste entre la azulejería azulada que representa figuras geométricas y figuras míticas y alegóricas, mientras que en la zona interior del zócalo nos encontramos sobre todo con escenas relativas a Miguel de Cervantes y al Quijote.
Finalmente, un escueto comentario a una calle sin mucho interés, pero que como las demás tiene un curioso nombre. Me refiero a la calle Trabuco, un estrecho callejón que parte desde la calle Tendillas de Santa Paula hasta Cocheras de Santa Paula, en cuya cercanía se ensancha. Aunque hay quien relaciona su nombre con los trabucos que usarían los asaltantes en una calle tan propicia para las fechorías por su estrechez y oscuridad, yo me inclino a pensar que su nombre viene dado porque la forma de la calle en el plano recuerda a la de un trabuco, con un ensanche en uno de sus extremos. En todo caso, sigue siendo una calle peligrosa, pues hace unas semanas permanecía cortada por desprendimientos de un muro.
2 comentarios:
Enhorabuena por el blog, es sencillamente fabuloso. Con respecto al nombre de la calle "Niños luchando", a mí siempre me han contado la misma historia: unos niños, en la posguerra, jugaban a pelearse cuando, en uno de los empujones, uno de los niños chocó contra un muro inestable, que al caer dejó al descubierto algunos fajos de dinero que alguien, durante la guerra, debió guardar allí esperando tiempos mejores. No sé si la anécdota es cierta o no, simplemente la consigno aquí. Un saludo.
El edificio de la pensión San Joaquín es del siglo XVIII,pero fue demolido en la década de los 80.Sólo se mantuvo la fachada principal,y probablemente en su reconstrucción se usaron sus elementos arquitectónicos de más valor como las columnas del patio.
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